SAL DE JUSTICIA Y MEMORIA: Ritual de sanación con sal esotérica artesanal

Sanación y amor por el origen que duele

No elegí esta tierra. No soñé con este paisaje. Prometí no volver… y aquí estoy.

Rodeada de árboles que no planté, pisando un suelo que alguna vez rechacé, estoy creando una sal esotérica de justicia que va más allá de una mezcla de fuego, carbón y hierbas.

Es un puente con mi historia, con mi origen.

Nací y crecí en Valparaíso, una ciudad puerto donde la sal y el aroma del mar eran parte de la vida cotidiana. Ese olor a mar lo extraño profundamente hoy, porque vivo lejos, en un campo a los pies de la cordillera.

La sal me trae esa memoria, pero también la de lugares inhóspitos que aprendí a amar sin entender del todo por qué.

¿Será que el amor por nuestro origen es más fuerte que el daño recibido?

Aunque ese lugar nos haya lastimado, también nos formó y nos llama.

Aquí, lejos del mar y su aroma, he encontrado un espacio donde puedo estar más contenida, más querida, más protegida.

Es paradójico: donde más daño recibí —en la ciudad que me vio nacer— es donde menos he podido sanar. En esta tierra que no elegí, en cambio, es donde mejor he estado.

Mi sal es eso: Un símbolo de justicia, memoria y energía contenida. Un acto de amor y aceptación con todo lo que duele. Una magia que nace desde el fuego, desde el carbón de mi hogar, pero que lleva también la esencia del mar y el eco de un pasado que me habita. Porque a veces, para sanar, hay que amar lo que nos dañó. Encontrar en lo inhóspito el lugar donde crecer. Reconocer que el dolor también puede ser semilla.

Esta es mi tierra ahora. No por elección, sino por destino. Y aquí estoy, haciendo magia.

Sin permiso, sin excusas, pero con todo el amor que he ido recuperando.

Esta sal de justicia simbólica es mi forma de reconciliarme con el pasado y honrar mi historia. No olvido las heridas, pero elijo sanarlas desde el respeto y la memoria.

Este ritual personal me recuerda que sanar no es borrar, sino integrar.

Que el origen duele, pero también nos sostiene.

Que la justicia no siempre es castigo, sino reconocimiento y amor.

✨ ¿Y tú, qué origen llevas dentro? ¿Has encontrado una forma de amar lo que alguna vez te lastimó?¿Has sentido cómo tu dolor también puede transformarse en medicina?

Con amor y memoria,

Catalina — Artista intuitiva / Creadora de RAGÂTMA

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